Nuestra Iglesia Católica es una realidad humana y divina. Divina por que esta fundada por el mismo Jesucristo (Jn 17, 9-11), quien prometió estar al lado de sus fieles hasta el final de los tiempos; y por que en sus propias palabras nos dijo que nos nos quedaremos huérfanos; sino que nos enviaría otro Intercesor(Jn 16, 7), el Espíritu Santo que guía la Iglesia hasta hoy (Jn 16, 12-13).
Y humana por que esta integrada por hombres que disponen libremente su conciencia (1Cor 12,13)para dejarse guiar por el Espíritu de la Verdad y concretizar en el mundo la voluntad de Dios que es en última instancia la voluntad de Cristo y de todo fiel entregado: "Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo" (Mt 6, 10).

Los que tienen rectitud de intención, sinceridad de corazón, y pureza interior se disponen más eficazmente a esa voluntad. Grandes ejemplos,columnas de nuestro Templo (Ap 3. 12-13) de esa entrega tenemos en el mundo católico: La Madre Teresa de Calcuta, que manifestó que sin el amor la humanidad se deshumaniza; el Santo Padre Juan Pablo II, cuya piedad estremeció al mundo; San Josemaría Escrivá de Balaguer, que nos abrió la dimensión que la santidad se encuentra en los afanes de cada día, entre los más seculares, en lo ordinario de la vida; el mismo Papa Benedicto XVI renunciante que puso especial esfuerzo por centrar la meditación teológica, nos hablan de una Iglesia viva llena de optimismo y de alegría ante la crisis que vive el mundo en todos sus aspectos (1Jn 4,18-19).
Alegres y optimistas no por que no hayan dificultades, o grandes cambios arrecien el mundo y conmuevan las bases de la fe; sino por que el creyente en el Amor encuentra en su Fe en Cristo un amplio panorama de Esperanza que nos lleva a vivir no con ilusiones sino con acciones concretas de mejorar cada día. Una mejora que por naturaleza inherente al ser humano reside en el hombre mismo como exigencia de su propia existencia (1Jn 3, 7-9).
No faltan aquellos hermanos cardenales, obispos, sacerdotes, laicos y fieles (1 Jn 2,19)mismos que entregados a la misión de la iglesia sucumben ante las tentaciones y son autores de los grandes escándalos que la prensa nos relata; casos de pedofilia, desfalcos financieros, actos homosexuales han sido objetivamente acusados, No nos hace sino sufrir en los fieles la humillación y la indignación del Cuerpo Místico de Cristo: "Cuando un miembro sufre todos sufren con él y cuando se alegran todos se alegran con él" (1 Cor 12, 26). Y sufrimos no sólo por nuestros pastores y fieles que caen en la desgracia de la tentación; esas que Cristo venció después de su Cuaresma y nos invita vencer también no solo por que debemos sino por que podemos; sino que sufrimos sobre todo con las víctimas que sufren irreparablemente esos daños, para los que el ministerio petrino de Benedicto XVI ha pedido perdón y con él todos los millones de fieles también.
Entonces la tormenta del escándalo, de la desaprobación, de la angustia y el rechazo parecen sucumbir la Barca de la Iglesia, y resuena ante nosotros la fuerza de la palabra viva de Cristo, "NO TENGÁIS MIEDO"(Mt 14, 27), "YO HE VENCIDO AL MUNDO", y aunque parece dormir en la Barca se pone de pie y ordena a esas tormentas cesar y callar(Mc 4, 35-41). "Este tipo de pecados solo se vence con ayuno y oración" nos dice. Y más son los buenos ejemplos vivos de la Iglesia que orando y ayunando son el tesoro real de la Iglesia, y el testimonio más valioso que la prensa nunca publicará. Está la prensa presta a los escándalos(Mt 24, 28) pero no esta presta a los grandes bienes valores y virtudes de la SANTA MADRE IGLESIA, en testimonios vivos de santos pero también en testimonios vivos de obras concretas de edificación de la humanidad y de la dignidad concreta del hombre. La Iglesia no se preocupa en hacerlos conocer por que no se debe a la promoción de la prensa, "Lo que haga tu mano derecha que no lo sepa tu izquierda". Por que la verdadera eficacia no está en la propaganda sino en el crecimiento interior de la persona y que hace el bien y de la persona a la cual se recupera su dignidad humana y que juntos contribuyen al bien común.
La Cátedra de San Pedro esta vacante, SS Benedicto XVI ha renunciado, y si bien el Cardenal Carmalengo se hace cargo de las cuestiones administrativas y cuida el patrimonio de la Iglesia, y este cuatro de marzo empiezan las labores para organizar el CÓNCLAVE donde el Colegio Cardenalicio, 115 Cardenales elegirán al nuevo papa, es sobre todo el Espíritu Santo el que guía y cuida la Iglesia de Cristo que navega ya 2013 años.
Tormentas graves ha pasado, yo diría no la Santa Madre Iglesia; sino las generaciones actuales. El hombre que no vive cara a Dios no puede vivir cara a sus hermanos los hombres. El hombre y su falta de rectitud de intención, sinceridad de corazón y coherencia, hace parecer que la barca se hunde pero no. "Como es que no hago el bien que deseo y hago el mal que no quiero" es un misterio de crecimiento que acompaña a todos los hombres de todas las épocas.
Por su puesto que son tiempos difíciles sobre todo por que la sutileza de los males tienen una fuerza mas grande que los mismos escándalos que resuena en la prensa. El relativismo moral y la concepción distorsionada del amor que se confunde con el barato sentimiento, incluso con el libertinaje del placer (1 Cor 6, 12-19), hace que exijan cambios estructurales en la familia como en el matrimonio; yo diría atentados como el mal llamado matrimonio entre homosexuales, el divorcio (1 Cor 7,10) que mas tiene fuente y origen en el egoísmo; la indiferencia social, el consumismo, la eutanasia, el relativismo que con intelectual raciocinio aparente deforman la verdad misma.
Esa es la tormenta mas grave, aquella que parece que no hace sucumbir, donde se llama amor a cualquier cosa y donde la mentira adquiere la apariencia de verdad (1 Cor 3,20). Esa es la tarea del nuevo Papa en la Iglesia de Dios.
No son tiempos fáciles, pero la Iglesia es de Dios y Dios está en ella. Hay quienes se equivocan pero sus conciencias exigirán los cambios, por que las leyes de Cristo no están escritas en piedra, como las de Moisés sino en un corazón de carne (Hb 8,10).
Ofrendas y holocaustos Dios no los quiere en cambio quiere un corazón contrito y humillado(SAL 50, 18-19), Esa es nuestra esperanza, que aquellos que se equivocan se arrepientan y rectifiquen asumiendo sus responsabilidades y sus culpas(SAL 51(50),13-14), y en aquellos agredidos encuentren el mayor bien en medio del mal.(2 Cor 5,20)
EL amor que todo lo comprende todo lo perdona, todo lo espera y todo lo disculpa (1 Cor 13,4-7) nos hará crecer a todos, a caídos y agredidos a la más grande dimensión de la dignidad humana.
El optimismo y la alegría cristiana no deja de sentir el sufrimiento por la Iglesia, no solo por lo que la prensa llama escándalo sino por la gran tarea que tiene en los tiempos actuales por que la mies es mucha y los operarios son pocos, pero ánimo El esta con nosotros hasta el final de los tiempos(Mt 28,20)
No nos queda sino a los mismos fieles intensificarlas practicas cuaresmales por el bien mismo de la Iglesia, por que el Espíritu Santo guíe la conciencia de los 115 cardenales; la omisión es un grave aliado de las fuerzas del mal no solo de dentro sino de fuera.
LA IGLESIA NO ESTA SOLA, LOS APÓSTOLES HAN IDO A DESPERTAR A CRISTO Y CRISTO HA VISTO LA TORMENTA, PRONTO LLEGARA LA CALMA Y LA RESPUESTA DEL CUERPO MÍSTICO DE CRISTO ANTE LOS GRANDES MALES DEL MUNDO.
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DECLARATIO
Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013.
BENEDICTUS PP XVI