¿Y después del ASPA, qué?
La III Cumbre ASPA concluyó en Lima, con un llamado a la paz y una condena al terrorismo. El Perú ha sido el centro de atención del conglomerado de países árabes más importantes del mundo. Nuestros líderes han hablado hasta el cansancio de las enormes nuevas oportunidades económicas que se pueden abrir con estas importantes economías.
Durante varios días hemos sido testigos, los peruanos, de enormes esfuerzos de todo el aparato gubernamental por mostrar una cara bien presentado de nuestra nación. Ha sido, importante el desempeño de la Policía Nacional y del Comité Organizador que ha tratado de mostrar un Perú moderno, seguro, cálido y respetuoso. El Gobierno ha decretado, inclusive, días no laborables para asegurar el orden y la perfecta organización.
Es plausible todo acercamiento a bloques distintos y distantes, sobre todo si hay planes de intercambio cultural y comercial, pero no hay que olvidar que las grandes inversiones, aquellas que dan empleo y generan ingresos para el tesoro público, no se generan por una mera sensación. Las cumbres, como esta, pueden iniciar un proceso, pero no lo definen plenamente. Podemos estar ante una oportunidad o perdernos en una mera ilusión.
Para invertir cientos o miles de millones de dólares en un país se requiere generar condiciones competitivas con respecto a otros países de la zona. El Perú puede, sin duda, atraer muchos de los capitales de esos países árabes que estuvieron aquí el fin de semana, pero es indispensable proyectar esas condiciones; a saber, seriedad en su conducción política, estabilidad económica y sobre todo, estabilidad jurídica.
Nadie invierte donde ve caos, desorden, desgobierno o violencia. Nuestro país ha venido creciendo porque precisamente ha sido un ejemplo -en el contexto latinoamericano y mundial- de orden, disciplina fiscal, libertades políticas y paz. Esa es la razón por la que hemos recibido mucho más que algunos vecinos como Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, que han hecho esfuerzos en la dirección contraria desalentando la iniciativa privada y los capitales extranjeros.
Por eso, si algo realmente importante puede traer la cumbre del ASPA, es una seria reflexión sobre cómo entendemos al Perú como promotor de inversiones. Un gobierno con instituciones sólidas y respetables es la mejor garantía para un inversionista. La pregunta que debemos hacernos es si estamos caminando en esa dirección.
Ojalá que nuestros políticos, tan proclives a ver sólo el árbol y no el bosque, regresen a los temas trascendentales. La política menuda del día a día tiene un lugar y un tiempo, pero la visiones de Estado son las que deben generar consenso y unidad. Esa es la única manera de avanzar.
Alfonso Baella Herrera
@alfonsobaella
Es plausible todo acercamiento a bloques distintos y distantes, sobre todo si hay planes de intercambio cultural y comercial, pero no hay que olvidar que las grandes inversiones, aquellas que dan empleo y generan ingresos para el tesoro público, no se generan por una mera sensación. Las cumbres, como esta, pueden iniciar un proceso, pero no lo definen plenamente. Podemos estar ante una oportunidad o perdernos en una mera ilusión.
Para invertir cientos o miles de millones de dólares en un país se requiere generar condiciones competitivas con respecto a otros países de la zona. El Perú puede, sin duda, atraer muchos de los capitales de esos países árabes que estuvieron aquí el fin de semana, pero es indispensable proyectar esas condiciones; a saber, seriedad en su conducción política, estabilidad económica y sobre todo, estabilidad jurídica.
Nadie invierte donde ve caos, desorden, desgobierno o violencia. Nuestro país ha venido creciendo porque precisamente ha sido un ejemplo -en el contexto latinoamericano y mundial- de orden, disciplina fiscal, libertades políticas y paz. Esa es la razón por la que hemos recibido mucho más que algunos vecinos como Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, que han hecho esfuerzos en la dirección contraria desalentando la iniciativa privada y los capitales extranjeros.
Por eso, si algo realmente importante puede traer la cumbre del ASPA, es una seria reflexión sobre cómo entendemos al Perú como promotor de inversiones. Un gobierno con instituciones sólidas y respetables es la mejor garantía para un inversionista. La pregunta que debemos hacernos es si estamos caminando en esa dirección.
Ojalá que nuestros políticos, tan proclives a ver sólo el árbol y no el bosque, regresen a los temas trascendentales. La política menuda del día a día tiene un lugar y un tiempo, pero la visiones de Estado son las que deben generar consenso y unidad. Esa es la única manera de avanzar.
Alfonso Baella Herrera
@alfonsobaella
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