VRAE: La amenaza fantasma
¿Qué diría Pogo en el VRAE?Gustavo Gorriti/ SC - IDL
¿Qué diría Pogo en el VRAE?Gustavo Gorriti/ SC - IDL
En 1971, la famosa tira cómica de Pogo lo mostró sentado con su amigo Porkypine, observando al otrora bello bosque arruinado por la contaminación del desperdicio. “Hemos encontrado al enemigo” dijo, “y somos nosotros”. En medio de la guerra de Vietnam, la frase de Pogo golpeó la conciencia de una nación dividida, donde la burocracia armada había llegado a los niveles de locura expresados en otra frase célebre: “Tuvimos que destruir la aldea para salvarla”.
¿Qué diría Pogo en el VRAE? Depende dónde se le haga la pregunta. Pero si se lo aleja de la pestilencia al pie del puente de San Francisco-Kimbiri, por donde pasa la miasma de una feroz contaminación, y se trata de observar al Valle como un todo, podría hacerse la siguiente cartografía apresurada del mapa de enemigos y hostilidades.
¿Sendero es el enemigo? Sí, lo es. ¿De quién? Del Estado peruano en su conjunto, pero especialmente de aquellas instituciones que ejercen el monopolio de la fuerza que tiene aquél: las Fuerzas Armadas y la Policía. Sendero-VRAE quiere arrebatar ese monopolio de la fuerza y hacerlo propio. Para eso, lleva a cabo una guerrilla sangrienta. Pero hay que tener en cuenta que ha cambiado, e ignorarlo es un grave peligro. Antes, SL sostuvo una guerra crudelísima contra la población organizada del Valle: los Decas, y la perdió. Ahora, el SL-VRAE, post-Guzmán y post-Feliciano, ha tratado de hacer las paces con los viejos Decas, debilitados por el tiempo y el abandono. Trata de llevarse bien igualmente con las trasnacionales energéticas y las mineras, y reducir las hostilidades al enfrentamiento con la FFAA y la PNP. Ha logrado neutralizar a algunos ex Decas y hoy Cad. Pero hay otros veteranos guerreros Decas que nunca transarán con SL-VRAE. Son gente de mucho prestigio y respeto local. Para ellos, SL-VRAE es enemigo de todos, hasta de sí mismo: sostienen que es una organización que solo sabe administrar la muerte y que los cantos de sirena de hoy esconden los cuchillos de mañana. El problema es que estos Decas veteranos están cansados, desilusionados, retirados, salvo alguna excepción, y miran muchas veces con desdén a los nuevos dirigentes.
¿El narcotráfico es el enemigo? En parte sí, en parte no. El cocalero, proletario de la economía del narcotráfico, no es el enemigo, porque si lo fuera, casi todo el Valle lo sería. El pequeño pocero y cocinero, proletario especializado, digamos, técnicamente sí lo es, como son las caravanas de jóvenes “cargachos”. Pero se trata de gente con tan poca alternativa, que gana tan poco, que lo que se impone en ese caso es la benevolencia en el camino a darles la oportunidad. ¿Quién es ahí el enemigo entonces? Los grupos medios y altos del narcotráfico, del crimen organizado: la plutocracia de la cocaína, los que controlan la logística y las finanzas de ese negocio transnacional. Ellos son el objetivo, no los campesinos.
¿Es igual combatir a SL-VRAE y al narcotráfico? Claro que no. Tienen puntos en común, pero el narcotráfico es apartidario, no tiene filiación política, solo interés comercial. Durante los años de la guerra SL-Decas, solventó a ambas partes y también a varios militares y policías corruptos.
¿Qué tal es la estrategia del nuevo Plan VRAE? No es una estrategia y tampoco es un plan, sino un listado de intenciones expresado en un lenguaje no política sino burocráticamente correcto. Está lleno de expresiones como “articular estratégicamente”, “articular y sincronizar” “respeto irrestricto” (palabras que siempre se dicen antes de “derechos humanos” por quienes no solo no los respetan sino los aborrecen) . Está tan preocupado por caerle bien a todo el mundo, que desliza incluso la posibilidad de erradicación física de cocales (“en el mediano plazo, reducción gradual de cultivos ilegales.”), lo cual solo sería viable en el VRAE si se quisiera tener a la población en contra. Tiene incluso una matriz, para que la gente de intelecto cuadrado o con problemas de entendimiento consecutivo pueda comprender cuáles son las intenciones. Pero no dice ni cómo, ni con qué, ni cuándo, ni contra qué en cada etapa. No tiene una idea estratégica rectora, ni describe cómo se administrará la fuerza organizada para la consecución de objetivos dados, venciendo una oposición determinada. No es un plan, sino una lista de propósitos, algo así como las resoluciones de Año Nuevo: voy a adelgazar; voy a ser un primer ministro inteligente.
¿Quiénes son, entonces, los enemigos? Tres: SL-VRAE (levantado en armas contra el Estado y la sociedad); el crimen organizado narcotraficante; y la estupidez. Ya sabemos cuál es el más peligroso
FUENTE: http://www.idelee.com
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