Y es que la agresión verbal ha sido el modo perfecto por el que muchos periodistas locales, e incluso abogados han ilustrado su mejor forma de ser a la opinión pública. Se confunden los actores y creen que OFENDER es sinónimo de EFICIENCIA o suficiencia profesional.
Ha resultado que la AGRESION VERBAL, el insulto, es una forma de relacionarse y establecer relaciones interpersonales TIRANTES que rayan con el escándalo, así escándalo es sinónimo de buena reputacion y fama...de tal forma que sienten que el escandalo y los adjetivos calificativos fuertes entre las personas es sinónimo de RESPETO. O creen que decir adjetivos como "PARASITOS" a sus detractores es ganarse el respeto, cuando lo van perdiendo, más aún si son autoridades.
Al parecer hay vecinos en nuestra comunidad que despiertan a la voz de la noticia cuando ésta tiene esos condimentos necesarios que la hacen oidas.
No hay un espíritu conciliador, que quiera establecer buenas relaciones interpersonales, al margen de las normales discrepancias; discrepar para muchos es sinónimo de ENEMISTAD, decir la verdad a los amigos es OFENDER, SI SE TRATA DE AMIGOS y hay una verdad, lo mejor sera callar: es más el asunto público o político, lo hacen suyo a tal punto de tomarlo a nivel personal por el que crean grandes y gruesas enemistades y POLITICOS SE LLAMAN?, y los que no lo son POLITICOS QUIEREN SERLO, teniendo estas graves características y es que sólo acostumbran a ganar espacios pasajeros en los sentidos de la gente con el escándalo.
Y más grave aún si son personas que aunque no profesionales trabajan en las relaciones públicas ediles, o empresariales, o periodistas. Las discrepancias con ellos aunque sea critica alturada se convierte en enemistad. Enemistad es discrepar, de tal suerte que se es amigos con los afines y enemigos de los que contradicen. Mediocridad le llaman, intolerancia a la convivencia de las ideas diferentes.
Pues si esas son las relaciones públicas, y las relaciones entre los agentes de la prensa, solo podríamos lamentarnos, el personal de relaciones públicas han de establecer buenas relaciones especialmente con los críticos, no para cambiarles la opinión, simplemente para neutralizar cualquier sentimiento de falta de inteligencia emocional en sus detractores o críticos.
Y es que al parecer lo que hace falta en las relaciones interpersonales, de periodistas, y gente actoral que hace noticia en casa Grande es una dosis de INTELIGENCIA EMOCIONAL por la cual se controle las emociones y se evite hablar por irrefrenables impulsos que por sesudas reflexiones que no conducen a nada saludable. Ni para la persona que lo dice, ni mucho menos para la persona que lo oye, más si son menores de edad.
Pero así estamos: esperamos que el Tribunal de Honor y el Código de Ética se realice sobre todo cara a los problemas actuales que vivimos en la relaciones interpersonales y sean tratados para intentar superarlos en la sociedad en que vivimos.
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